Faulkner (1897-1962), autor prolífico –cultivó la poesía, la narrativa, el ensayo, el periodismo y el guion cinematográfico, entre otros géneros–, ejerció una notable influencia en otros escritores contemporáneos y también posteriores, recibió el reconocimiento de la crítica y fue galardonado con el Premio Nobel y el Pulitzer de ficción (en dos ocasiones). Su obra literaria suele identificarse con el sur de Estados Unidos, como la de Eudora Welty y Tenessee Williams, y se caracteriza por la complejidad en las estructuras narrativas, la profundidad de los personajes y la elección de temas sociales. El territorio de ficción en el que se desarrollan casi todas las novelas es el condado de Yoknapatawpha, un lugar imaginario que, sin embargo, poseía muchos puntos en común con el condado de Lafayette, el lugar donde residía el propio Faulkner.
Sus comienzos en el mundo de la literatura se inscriben en el periodismo, aunque antes de dedicarse en exclusiva a escribir estuvo empleado en un banco, fue pintor, aspirante a piloto en la Fuerza Aérea canadiense y encargado del correo en la Universidad de Misisipi, de donde le despidieron por leer en su horario de trabajo.
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Luz de agosto (Out of Print) |
Sobre la fórmula para ser un buen novelista
“99% de talento... 99% de disciplina... 99% de trabajo. El novelista nunca debe sentirse satisfecho con lo que hace. Lo que se hace nunca es tan bueno como podría ser. Siempre hay que soñar y apuntar más alto de lo que uno puede apuntar. No preocuparse por ser mejor que sus contemporáneos o sus predecesores, sino tratar de ser mejor que uno mismo”.
Sobre el ambiente adecuado para escribir
“... De modo, pues, que el único ambiente que el artista necesita es toda la paz, toda la soledad y todo el placer que pueda obtener a un precio que no sea demasiado elevado. Un mal ambiente sólo le hará subir la presión sanguínea, al hacerle pasar más tiempo sintiéndose frustrado o indignado. Mi propia experiencia me ha enseñado que los instrumentos que necesito para mi oficio son papel, tabaco, comida y un poco de whisky.
”-¿Bourbon? [pregunta el periodista].
”-No, no soy tan melindroso. Entre escocés y nada, me quedo con escocés”.
Sobre la libertad económica
“... El escritor no necesita libertad económica. Todo lo que necesita es un lápiz y un poco de papel. Que yo sepa nunca se ha escrito nada bueno como consecuencia de aceptar dinero regalado. El buen escritor nunca recurre a una fundación. Está demasiado ocupado escribiendo algo. Si no es bueno de veras, se engaña diciéndose que carece de tiempo o de libertad económica. El buen arte puede ser producido por ladrones, contrabandistas de licores o cuatreros”.
Sobre la técnica a la hora de escribir
“Si el escritor está interesado en la técnica, más le vale dedicarse a la cirugía o a colocar ladrillos. Para escribir una obra no hay ningún recurso mecánico, ningún atajo. El escritor joven que siga una teoría es un tonto. Uno tiene que aprender por medio de sus propios errores; la gente sólo aprende a través del error”.
2 comentarios:
Bueno... uno puede estar de acuerdo con estas teorías, pero también son un poco ocurrencias y pueden rebatirse sin mucho esfuerzo. (¿Qué tiene que ver el whisky con la literatura? ¿Porque es un alcoholico o qué?). Sobre todo, resulta molesta esa manía contra la "técnica". La literatura es la única disciplina que, al parecer, se puede ejercer sin tener ningún conocimiento de nada. Le quitamos un minipunto a Faaaaauuulkner.
Estupendo post, amigos; un saludo.
Desde luego los escritores no están exentos de expresar las ocurrencias que cada día criticamos en los miembros de la clase política, los artistas, los intelectuales, etc, incluso en los autores contemporáneos. Yo creo que Faulkner se refiere al genio artístico, en este caso literario. Por mi parte opino que casi todo se puede aprender y llegar a alcanzar un altísimo grado de perfección, en cualquier disciplina. Vamos, que estoy de acuerdo con Faulkner en un 50 por ciento. Venga, sí, le restamos un minipunto.
¡Gracias, amigo!
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