sábado, 29 de enero de 2011

Resurrecciones virtuales

Es poco probable que, como pronostican los agoreros, las nuevas tecnologías exterminen la cultura libresca tal como la hemos conocido, pero sí alumbran formas alternativas de lectura como mínimo curiosas. Cuando se popularizaron los blogs, alcanzó cierta notoriedad el subgénero de las bitácoras que revivían el pasado en tiempo real. Hubo, por ejemplo, quien copió las cartas que su bisabuelo envió a su amada desde el frente de batalla y las posteó con la misma cadencia con que las mandó su antepasado.
El caso más conocido es el de Samuel Pepys, un alto funcionario británico que escribió un minucioso diario privado entre los años 1660 y 1669, y que ha pasado a la historia por ser la mejor fuente de información de aquella época, pues Pepys fue testigo de acontecimientos como el gran incendio de Londres de 1666, participó en no pocas intrigas palaciegas y se reveló un fino observador de los usos y costumbres de la alta burguesía durante el reinado de Jacobo II. Todo ello lo plasmó con detalle en su Diario con un sistema taquigráfico que obligó a una ardua transcripción.
La primera versión publicada data de 1825 y apenas abarca una cuarta parte del total. Hubo sucesivas ediciones cada vez más amplias, pero el texto casi completo del Diario de Pepys no vio la luz hasta 1899. En España, dos ediciones recientes contienen una selección del Diario: una publicada por la editorial Renacimiento en 2003 y otra por Espasa en 2007. Esta última destaca por la brillante introducción escrita por su traductor, Joaquín Martínez Lorente.
Si se quiere leer el Diario en su totalidad (y en inglés), basta con acudir al blog de Samuel Pepys. The Diary of Samuel Pepys es obra de Phil Gyford, un programador londinense que el 1 de enero de 2003 comenzó a publicarlo en Internet con la misma periodicidad con que Pepys anotaba sus pensamientos y experiencias. Ahora va por el año 1668 y concluirá su tarea en 2012. Los textos del blog de Gyford proceden de la edición de 1893 y se acompañan de todo tipo de información relacionada con la época. Si se prefiere, también hay una app para iPhone y iPad. Se lanzó en 2010 con las anotaciones de 1660, y a principios de este año se actualizó con las de 1661.
Samuel Pepys, en fin, también tiene perfil en Facebook e incluso twittea. Nada raro si se tiene en cuenta que en Facebook uno puede tener por amigos a notables difuntos que algún admirador ha logrado resucitar, aunque sea virtualmente.

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